viernes, 18 de enero de 2019

LAS EMOCIONES TE PUEDEN MATAR

Siguiendo con el tema de emociones y salud, hoy veremos una entrevista que se le hizo a la Doctora Stella Maris Maruso, la cual es psicoterapeuta y que aplica mucho la psicoendocrinoinmunología para tratar a sus pacientes. Radica en Buenos Aires y educa a las personas que padecen crisis severas.
Doctora, ¿como cuántos pacientes ha atendido?
Casi 30, mil en los últimos 30 años, con enfermedades de todo tipo, desde las más sencillas hasta cánceres.
¿Cómo los ayuda?
No tratando de no morir, sino de vivir hasta morir. De morir bien.
¿Qué es morir bien?
Vivir hasta el último instante con plenitud, intensamente. Vivir más no es vivir más tiempo, sino sentirse alegre por estar aquí y ahora. 
¿Acaso no vivían antes de enfermarse?
Muchos agradecen que su cáncer les haya enseñado a ser felices, ¡a vivir! La enfermedad es una oportunidad de enriquecerse.
Sería mejor que no llegara la enfermedad.
¡Pero llega! El dolor entra en todas las casas. Y esto hay que saberlo. Deberíamos aprender desde niños que morir es parte de la vida y a fortalecernos en cada contrariedad.
No nos lo enseñan. Es verdad.
Al no aprender a dominar la mente, vivimos arrastrados por ella. Eso es mal vivir. ¡La mente es demasiado loca para confiarle tu vida! Confíale tus negocios, pero no tu vida.
¿Por qué no?
La mente va de excitación en excitación y eso te impide gozar la vida. Los médicos dicen que padecemos el "síndrome de déficit de deleite"; es decir, no sabemos gozar la vida. 
¿Y por qué no gozamos de la vida?
Un 10% es lo que nos pasa y un 90% es lo que haces con lo que nos pasa. 
Cuestión de actitud. ¿Cuál es la mejor.
Sentir pasión ante la incertidumbre de la vida, ante lo que sea que vaya a traerte.
¿Sea lo que sea?
Sí. Los psiquiatras han detectado que actualmente padecemos de neurosis noógena: Falta de responsabilidad y sentido de la propia existencia. 
Pues sí que andamos mal.
Sí, pero la ciencia vanguardista trae buenas noticias: acudiendo a tu interior puedes obtener todo lo que necesites, producir endógenamente todas las drogas analgésicas euforizantes. ¡Puedes aprender a sanarte!
¿Y prescindir de la medicina?
Hablo de la tercera revolución de la medicina: después de la cirugía y los antibióticos, llega la psicoendocrinoinmunología.
¿Y esto que es específicamente?
Es la disciplina que integra psiquismo y biología. Tras treinta años de investigaciones de sabios como Carl Simonson, Robert Ader y Stanley Krippner sólo por mencionar algunos.
¿Qué postulan?
La interconexión del sistema nervioso central, el sistema nervioso periférico, el endocrino y el inmunológico. Te lo resumo: Las emociones modifican tu capacidad inmunológica. 
¿O sea que las emociones pueden enfermarnos?
La angustia ante lo incierto, el miedo, la desesperanza, el remordimiento, la rabia... ¡Cada una tiene una bioquímica! Y es venenosa, es depresora del sistema inmunológico.
¿De un día para otro?
La salud no es un estado, es un proceso y muy dinámico. Por lo tanto, siempre puedes reforzar tu salud si trabajas tus emociones.
¿Las trabaja usted con sus pacientes?
Sí. Hay pacientes ordinarios, sumisos a creencias establecidas; y pacientes extraordinarios, que generan creencias sanadoras. 
Si creo que puedo curarme, ¿realmente me puedo curar?
Hay un viejo experimento famoso: a 40 mujeres con cáncer de mama, el médico les contó que la quimioterapia las dejaría calvas. Luego sólo suministró quimioterapia a 20 mujeres y dejó que otras 20 creyeran que la estaban recibiendo.
Y no me diga que...
Sí. El 60% del segundo grupo quedaron tan calvas como las del primer grupo que recibieron quimioterapia. ¿Qué modificó la bioquímica interna de esas mujeres? Sus propias creencias.
Pero inducidas por el médico.
Lo que demuestra el enorme poder médico. El médico puede estimular con su actitud la capacidad autocurativa del paciente. Un hijo mío es médico. A él y a todos los médicos les ruego que jamás le digan a un paciente que su condición biológica es irreversible. Ese es el único pecado médico. Pues hay diagnósticos que desahucian. Son condenas que matan más que un tumor. Acepta el diagnóstico, ¡pero jamás aceptes un pronóstico! ¡Jamás! Si abandonas la esperanza de abandonar, de luchar por tu propia salud... activas el suicidio endógeno.
Pero sembrar falsas esperanzas...
¿Falsas? A mi padre le pronosticó el médico tres meses de vida por un diagnóstico de cáncer de próstata diseminado al hígado. Trabajamos juntos con amor, relajación, meditación, nutrición... Y al año ya no tenía células cancerosas. Vivió 18 años más.
¿Qué dijo su médico?
"Milagro", dijo. Remisión espontánea. Desde ese día cerré mi empresa y me volqué a ayudar a otros como a mi padre. Y yo hoy vivo en la frontera del milagro. La remisión es un efecto colateral en enfermos que han abrazado las fuerzas de la salud... la vida. 
¿Cómo han dado ese abrazo?
Sintiendo que la enfermedad enriquece su vida y que morir no es un castigo, ampliando así su círculo de lo que les importa y poniéndose al servicio con amor por la vida que nos traspasa, escapando de su cabeza y empezando a reír, a llorar... Se han permitido asombrase y han experimentado estados de trascendencia.
¿Qué entiende por trascendencia?
Liberarte de tu historia pasada y del temor por la futura. La meditación ayuda mucho. Y eso cambia tu bioquímica. ¡Estás sano! ¡Vives! Por el tiempo que sea... ¡Pero estás vivo!


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