martes, 30 de abril de 2019

¿QUÉ ES UN ARBITRO DE AJEDREZ?

Todos los que hemos participado en un torneo de ajedrez, sabemos que en el mismo es necesario la presencia de un árbitro. Sin embargo, poco conocemos sus funciones reales, pensando que sólo es una persona que tiene un cargo: el dirimir disputas, el resolver protestas y el certificar resultados. En general, éstas son funciones de un árbitro, aunque su trabajo conlleva muchas otras tareas, y para poder cumplirlas, requiere de dedicación y unas características especiales que lo definen en su cargo.
La primera característica que tiene que poseer un árbitro es darse a respetar; y esto, que se gana pero no puede imponerse, se deberá a sus condiciones personales y al dominio técnico que posea. En esta última cuestión, todos los árbitros se preocupan; sin embargo, la primera muchas veces se subestima.
La presencia de un árbitro es fundamental en el respeto que se tenga. Su forma de vestir tiene que se sobria y la mejor que posea; esto independientemente del torneo que vaya a arbitrar o la indumentaria que usen los jugadores que participan en el torneo: un árbitro mal vestido siempre será mal visto.
Otra cuestión fundamental son sus relaciones sociales en el evento. Un árbitro que frecuentemente abandone su área para entablar conversaciones con jugadores o público, más aún si es con personas del sexo opuesto, siempre será objeto de comentarios adversos, que se reflejarán en la consideración que se le tenga. Durante el torneo debe abstenerse de tener favoritos o de hacer pronósticos de resultados. No deberá permitir que ningún jugador se siente en su mesa, a menos que sea para alguna aclaración técnica.
La puntualidad es imprescindible en el árbitro. Debe ser el primero en llegar y el último en salir. Igualmente debe poseer y facilitar toda la información técnica referente al evento donde va a actuar. Por último, hay que señalar que la cortesía en la vida siempre convence más que la prepotencia. Un señalamiento cortés siempre será más adecuado que uno fuerte; o más aún, brusco. El árbitro tiene la obligación de hacer cumplir las leyes, pero tiene muchas maneras de hacerlas cumplir: mientras menos se tenga que imponer, será más respetado.
Técnicamente el árbitro tendrá que superarse día a día. Debe mantenerse actualizado en las modificaciones de las Leyes y Reglamentos que año tras año la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) establece, para que no se dé el caso que en una reclamación que un jugador conozca una modificación del que el árbitro no esté enterado. También hay que tener en cuenta que todos nos equivocamos y no hay peor árbitro que el que se considera infalible. Por eso, un buen árbitro siempre tomará nota de sus equivocaciones, no para justificarse, sino para no volverlas a repetir. Por eso un árbitro nunca debe duda en consultar o comentar con otros árbitros cualquier situación dudosa. También siempre tendrá a la mano, durante el torneo, Las Leyes y el Reglamento vigentes, y no dudar en consultarlo si lo considera pertinente.
Pasando al arbitraje propiamente dicho, el árbitro velará porque al comienzo de cada partida, cada jugador ocupe su lugar correspondiente, que los tableros estén situados correctamente al igual que los relojes y que las piezas ocupen sus casillas originales. Deberá tener especial atención con los tiempos señalados en los relojes. Velará porque los relojes tengan la misma hora y en su mesa tendrá un reloj testigo, para controlar un posible defecto en los relojes de los ajedrecistas. En caso de no tenerlo, podrá utilizar un reloj digital, pero nunca un reloj de agujas. En caso de demora al comienzo de una ronda, empezará la misma en un tiempo que sea divisible entre 10, para que sea más fácil la comprobación de las horas transcurridas. También deberá preocuparse de que los relojes de los jugadores estén situados de tal forma que sean de fácil acceso ocular para el árbitro.
Ya comenzada la ronda, el árbitro pondrá especial atención al señalamiento de los defaults que siempre determinará por su reloj testigo y  nunca por el de las mesas. No es necesario mencionar los problemas que podría acarrear un señalamiento por default a destiempo. También dentro del control de tiempos, el árbitro tiene que checar los relojes de las mesas. Esto se hace para detectar cualquier defecto de los primeros, sobre todo los que trabajan intermitentemente. Si logra detectar un fallo a tiempo, es más fácil corregirlo. En este sentido, no hay una situación peor para el árbitro que el problema se presente al fin de la partida, pues evidenciará un descuido de su parte. Además, su decisión siempre será motivo de comentarios adversos.
El árbitro debe tener detectados a los ajedrecistas más problemáticos que participan y deben prestar especial atención a sus enfrentamientos; sin embargo, ante cualquier protesta, debe juzgar los hechos y no a las personas.
En el transcurso de la ronda permanecerá en su mesa el menor tiempo posible, ya que deberá estar patrullando el área de juego. El momento más crítico que se presentará es la hora del control del tiempo, por los apuros que pueden suceder. En este caso, el árbitro se concentrará en caso de apuros simultáneos, en los más graves; o sea, en los apuros recíprocos. En caso de tener varios de esta índole, se ocupará del más problemático. Un buen árbitro sabe con antelación en qué partidas tendrá apuros y se preparará para ello. En el caso de tener árbitros auxiliares, los podrá situar estratégicamente. En un apuro de tiempo no recíproco, debe velar porque el jugador  no apremiado anote correctamente. Hay una situación donde el árbitro debe tener mucha práctica y es de anotar en apuros de tiempo; en esto debe convertirse en un especialista. 
Mucho pudiera escribirse sobre los árbitros y me faltaría mucho espacio. Como podrás haberte dado cuenta, lo escrito en este artículo no aborda cuestiones técnicas, ya que no soy árbitro. Espero que después un verdadero árbitro pueda escribir un artículo con cosas más técnicas, ya que nosotros (los jugadores) podríamos aprender mucho de ellos.

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