miércoles, 21 de septiembre de 2016

DESARROLLO PSICOLÓGICO DEL NIÑO

Vamos a hablar en este momento del niño que entra a preescolar, ya que es una etapa donde empieza el aprendizaje y es algo que mucha gente no conoce.
Para empezar, podemos decir que las mejores condiciones para el desarrollo multifacético del niño es a partir de los tres años y se da combinando la escuela con la familia. Este desarrollo del niño en la edad preescolar se basa en logros.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que el esqueleto de un niño a esta edad continúa siendo cartilaginoso,los músculos son débiles y dificulta el mantenimiento prolongado de una misma posición.
También hay que considerar que el peso del cerebro en un preescolar es de 1200 gramos; es decir, 4/5 partes de un cerebro adulto. Las zonas frontales y parietales son las que más rápido se desarrollan, los cuales desarrollan el lenguaje y el razonamiento lógico.
Por eso a ellos se les dificulta la retención fija y prolongada, y su desarrollo se logra mediante la organización de ejercicios especiales, como juegos sujetos a reglas, encargos y tareas especiales.
Si se les enseña a los niños, aun a los más pequeños a comer en una mesa bien puesta y cubierta con un mantel blanco, los más seguro es que ensucien la mesa. Sin embargo,se ha comprobado que que aprenden mucho antes a comer bien cuando la mesa está limpia ay bonita. El hule en las mesas permite que los niños tiren líquidos. En este caso, el error del niño pasa inadvertido y no suscita retroalimentación negativa en forma de observación o regaño; o bien, un sentimiento incómodo por parte de los niños y/o padres porque ha cometido una falta.
Si el pequeño, al llegar a su salón de clases, encuentra todas las cosas en su lugar, el niño aprende a colocar todo en su sitio; es decir, consolida la noción de lo que es la distribución de espacio de los objetos que hay de la aula o el aspecto de ésta.
La imagen que se forma de la distribución habitual, le permite advertir inmediatamente cualquier infracción al orden establecido.
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Las normas de orden
Al observar lo que hace el maestro o los padres, los niños por lo general tienden a imitarlos. Por lo tanto prestan atención a sus acciones tales como:
1.Cómo se debe actuar.
2. Un sistema de normas.
3. El comportamiento de las personas.
4. El concepto de orden.
El comportamiento del niño se somete una serie de normas. Por eso, al acostumbrase a un orden determinado, el pequeño carece de condiciones para hacer valer sus caprichos y a negarse a cumplir las normas ya establecidas. Se ejercita en la capacidad de saber contenerse y regular su comportamiento. Mediante estas reglas, se regula el comportamiento del niño.
Las manifestaciones se hacen sin malicia alguna y sin la idea preconcebida de que el niño sea castigado. Las expresiones se hacen en forma admirativa-interrogativa.
En la escuela, el niño espera que el maestro, quien con su respuesta debe confirmar el contenido de la regla correspondiente y consolidar la necesidad de su cumplimiento, ni sólo para el infractor, sino para quien ha observado la infracción.
Estas manifestaciones acerca del incumplimiento de las reglas son testimonio de que:
1. El pequeño las asimila activamente.
2. Esta actividad está dirigida a comprobar, precisar y fijar una norma conocida, así como a conocer cual ha de ser su comportamiento en un caso desconocido.
3. La infracción de la norma se observa primero en el comportamiento del otro y mucho más tarde en la conducta propia.
4. El cumplimiento constante de las reglas se convierte en costumbre. Es cuando se elabora en el niño un cierto sistema de comportamiento habitual.
De ahí también que el comportamiento del niño esté de acuerdo con las reglas, tanto en presencia del maestro como en su ausencia.
En el mejor de los casos, se forman en el niño "dos estilos de comportamiento" distintos. En el jardín de niños se muestra organizado y curioso y en la casa puede ser grosero y maleducado.
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Tipos de autoridad
El buen ejemplo que brinden los padres es determinante para la formación del niño. Por eso se dice que educar al niño es más fácil que reeducarlo.
Pero formar a un niño no es fácil. Sobre todo porque los padres, o son muy duros o muy blandos con sus hijos.
Por eso doy 9 tipos erróneos de autoridad que realizan los padres.
1. Autoridad de la represión.
Esta la podemos definir como el castigo fuerte frente al incumplimiento. Sin duda es una autoridad terrible, pero no la más dañina. 
La represión se traduce en que el padre siempre grita y gruñe por cualquier insignificancia. Se desata en improperios, acude al cinturón y responde las preguntas con groserías, y castiga cada falta del niño. Semejante terror paterno mantiene atemorizada a toda la familia, no sólo a los niños, sino también a la madre.
Es perjudicial porque además de intimidar a los niños, convierte a la madre en un ser sometido, apto únicamente para ser una sirvienta.
Los niños oprimidos serán más tarde unos hombres insignificantes y despersonalizados; o puede ser lo contrario, déspotas y muy vengativos.
2. Autoridad del distanciamiento.
Ésta se reconoce por la lejanía en el trato con los hijos.
Hay padres que están seriamente convencidos de que se consigue la obediencia eludiendo contactos o conversaciones con los niños, manteniéndose a distancia, dirigiéndose a ellos sólo en ejercicio de la autoridad. El problema principal es que les cuesta mucho trabajo brindar amor a los hijos.
3. Autoridad de la jactancia.
Este tipo de autoridad se traduce en tratar a todos con altivez.
Aquí los padres enseñan a los niños a presumir todo lo que tienen o lo que hacen para jactarse de los demás. Este tipo de autoridad enseña a los niños a ser egolatras y presuntuosos.
4. Autoridad de pedantería. 
En este tipo de autoridad el padre se convierte en una vaca sagrada.
Los padres están convencidos de que su palabra es sagrada y que sus hijos deben escuchar con unción. Por lo general los padres utilizan un tono frío para comunicar sus decisiones, las que una vez impartidas, se convierten de inmediato en ley. Se trata de gente que teme sobre todo que los hijos piensen que se puede equivocar. Aunque descubra el padre que se ha equivocado, no modifica para nada el castigo. En este tipo de autoridad, los padres se creen perfectos y lo mismo exigen del niño, extralimitandose muchas veces en la disciplina.
5. Autoridad del razonamiento.
Los padres agobian a los niños con interminables enseñanzas y explicaciones.
Los padres tratan por todos los medios de aparecer ante los hijos como virtuosos e infalibles. De igual manera, exigen lo máximo de los hijos, pero sin ser tan severos con ellos.
6. Autoridad del amor.
Muchos padres están convencidos que la obediencia de los hijos es fruto del cariño y que, para ganarlo, es necesario mostrarles constantemente su amor. Por eso prodigan al niño con toda clase de caricias, y cuando no obedece, le preguntan de inmediato ¿significa que no me quieres? Están pendientes de la expresiones de los ojos infantiles, y reclaman ternura y amor.
Las mamás por lo general suelen vanagloriarse ante sus amistades en presencia del niño, diciendo "es que él me quiere muchísimo" o "es un chico muy cariñoso". El sentimentalismo y la ternura absorben de tal forma la atención, que los vuelve ciegos ante otra cosa. Muchos detalles importantes de la educación quedan relegados al olvido y todos los actos de hijo deben inspirar el amor hacia sus padres. Lo demás no importa.
Los niños no tardan en percibir de que es fácil manipular a los padres con solo adoptar una posición tierna y dulce. Más aún, los pueden intimidar adoptando un aspecto huraño que presagia la extinción del amor.
7. Autoridad de la bondad.
El principal recurso son las concesiones, la blandura y la bondad. Los padres aparecen ante el niño como un ángel tutelar. Son padres admirables que todo lo permiten y nada mezquinan. Temerosos ante cualquier conflicto, anteponen ante todo, la tranquilidad familiar; y para conseguirla, están dispuestos a cualquier sacrificio. Lógicamente, los hijos empiezan a mandar en la casa. La falta de resistencia brinda un amplio campo para sus deseos, caprichos y exigencias.
8. Autoridad del soborno.
La obediencia se compra con regalos y promesas. Los padres se han propuesto ser amigos de sus hijos.
Cuando la amistad excede los límites normales, la educación comienza un proceso inverso: los hijos empiezan a educar a los padres. Esto se nota cuando los hijos llaman a los padres por su nombre, se burlan de ellos, los enfrentan severamente y les faltan al respeto.
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Cómo se debe realizar una autoridad correcta
El niño se debe acostumbrar desde pequeño a la vida colectiva, para poder convivir con armonía en la familia.
Cuando son muchos hijos, cada uno debe comprender que él no es el amo absoluto de la familia, sino simplemente un miembro más.
Es necesario corregir a los niños a tiempo para que no haya desviaciones en su comportamiento.
La educación es un proceso permanente aun cuando los padres estén ausentes de la casa. 
La verdadera esencia de la labor educativa no consiste en las conversaciones con el niño o en la influencia directa en él, sino en la organización de la familia. así como la planificación de la vida del niño y lo más importante, enseñarle con el ejemplo.
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Cómo se deben elaborar las reglas
Primeramente la regla tiene que concordar con el objetivo.
1. Comprender el porqué de la regla.
2. La ejercitación constante.
Las reglas se deben realizar principalmente para estas actividades:
La hora exacta de levantarse y acostarse, tanto en los días de clase, como en los de descanso.
Aseo y conservación de la limpieza.
Dejar las cosas acomodadas en su lugar.
Comer a una hora establecida.
La distribución del tiempo del niño debe someterse a un régimen estricto;cosa que es muy importante cuando se va a la escuela.
No cabe duda que la necesidad de moverse es mayor en los niños que en los adultos, pero tiene su límite y tiene que encuadrarse en ciertos principios. Del mismo modo, es necesario habituar a los niños a que sepan moderar su voz, los gritos y llantos.
3. Las órdenes deben ser impartidas en un tono tranquilo, equilibrado y sin vacilaciones.
Los niños deben acostumbrarse desde pequeños a someterse a una orden y cumplirla.
se puede ser cariñoso con el niño todo lo que se quiera, bromear, jugar con él, pero cuando surge la necesidad de dar una orden, que no le queda duda al niño que la tiene que cumplir sin necesidad de repetírsela.
Es muy importante no dar la orden con groserías, gritos o tono de irritación, ni tampoco que la orden parezca un ruego.
4. Su cumplimiento debe estar al alcance de las posibilidades del niño.
5. La orden no debe contradecir la del padre o la de la madre.
6. Una vez impartida la orden, tiene que ser cumplida.
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Cómo proceder cuando una orden no es cumplida
Ante todo, hay que procurar que esto no ocurra; pero si sucede, hay que volver a repetir la orden, pero esta vez en un tono más frío y serio. Más o menor sería así "Te dije que recogieras tu cuarto, y no lo haz hecho. Ve inmediatamente y no quiero volver a repetir la orden".
Si se procede correctamente desde el comienzo, no habrá necesidad de recurrir a los castigos.
En los casos más extremos, se pueden admitir ciertos castigos, como el de privar a los niños de una satisfacción, no permitirle algún esparcimiento, no darle dinero en una semana, etc. 
Será poco provechoso decirle al niño "He aquí la franela y limpia el polvo de tu cuarto". Sería mucho más acertado que el niño se hiciera cargo de la limpieza de su cuarto durante un tiempo prolongado, dejándolo decidir por sí mismo, la manera de hacerlo.
Hay quienes confían en su hijo una determinada tarea, pero se pierden en los pequeños detalles. les mandan a hacer algunas diligencias simples, cuando sería de mejor provecho darle una tarea continua, como por ejemplo, cuidar que en la casa no falta nada del aseo personal y la responsabilidad de levantar siempre los juguetes.
El trabajo siempre debe ser propuesto en líneas generales; por ejemplo, todo debe estar limpio, útiles en orden, juguetes en su lugar, la mesa libre de polvo, etc.
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La economía familiar
Cuando la situación económica de la familia es floreciente,  hay que evitar que el niño se jacte de ello ante los demás, que se evanezca de su ropa, etc. Debe comprender que el hecho de que su familia tenga una economía holgada no lo lleve a ser presuntuoso.
Pero tomemos también la situación contraria. ¿Qué pasa si la situación económica de la familia es precaria? Un error que cometen muchos padres en esta situación es ocultarle las cosas al niño para que no tome nada. En estos casos lo mejor es habituar al chico a que no tome nada sin pedirlo. Se pueden dejar cosas deliberadamente para que se acostumbre a verlas tranquilamente, sin desearlas con avidez.
Hay que cuidar que haya orden, que cada cosa esté en su lugar. Cuando hay desorden, se desarrolla en forma espontánea una actitud arbitraria y el niño hace lo que le viene en gana.
Si le encargan que compre algo, se debe verificar la compra y el cambio y hacerlo hasta que se consoliden las normas de honestidad. Este control debe ser hecho en forma discreta para que el niño no piense que se duda de el.
Eso es a grandes rasgos, los cimientos para crear los hombres del mañana. Después seguiré profundizando más en el tema.


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