Hay amores de costumbre. Lleno de monotonía, de impavidez y desgano. No nació así, tú has ido transmitiendo su decadencia.
Hay amores absorbentes. Asfixia tanto, que ahoga. Abarca tanto, que apresa. Te acerca de tal manera, que te encadena. Se adueña tanto, que te pierde.
Hay amores de lago, que al reflejarse... elevan tu autoestima.
Hay amores de montaña. Con las estrellas cerca y una cima florecida.
Hay amores tallados. Bien pulidos, tan bien dosificados, con tanta filosofía, arte música y colores, que pregonan la armonía y la paz. Tienen tanto magia, que llegan a adquirir categoría de milagro.
Hay amores de equilibrio. Sin excesos en el frío o en el calor. Lleno de esa tibieza y ese ambiente de calidez que hace acogedor un buen nido.
Hay amores bien cultivados. Saber caminar y dejar huella, tener alas y volar, vibrar con el amor y entregarse, teñir las realidades y adornar sus sueños.
Hay amores resecos. Sin rocío para amanecer, sin lluvia para ablandar, sin pulpa para crecer y sin sueños para volar.
Hay amores celosos. Siempre están temorosos. Siempre se sienten amenazados. Por cualquier rendija ven fantasmas. Viven obsesionados por ese solo punto y acaban obsesionando la mente y lesionando el amor.
hay amores compactos. No tienen huecos, agujeros ni fisuras. No hay dolor que los separe. No hay pared que los incomunique. No hay silencio que los aísle y no hay cicatriz que los marque. ¡Son de una sola pieza!
Hay amores sin contenido. Les falta lucidez, equilibrio, eje central, cordones que amarren, motor que impulse y barco seguro.
Hay amores sin estrategia. Sin color, sin sabor, y sin perfume. No cambian el paso, no se enardecen, no crean, no cierran los ojos, no buscan el alma, y sobre todo... ¡No se apasionan para vivir!
Hay amores de globos de colores, que al contacto con la realidad, se desinflan y se los lleva el viento.
Hay amores de movimiento. No paran, viven de fiestas, viajes y compromisos sociales. No se conocen por dentro. No se divierten juntos. No se ven el alma; y aparece este vacío escurridizo, disfrazado y astuto, a derribarles el amor.
El amor de vejez es de penumbra, como lamparita. De tronco, como ceiba bien plantada. Un amor dulce, como de ternura acumulada. ¡Amor de rosas puestas en las manos de Dios!
Hay que prender el amor en el ojal del mundo para humanizarlo. Subir con él a la montaña de la vida, para llenarla de rosas, y vivir en actitud amorosa para todo y para todos.
Recordemos que hay cumbres que sólo se consiguen con el amor. Hay sueños bajo el ala que sólo se realizan con el amor. Hay muchos espacios del alma que sólo se mueven con amor. Hay muchas oscuridades que sólo se aclaran con amor. ¡Y hay mucha vida que sólo con amor vale la pena ser vivida!
Hay amores celosos. Siempre están temorosos. Siempre se sienten amenazados. Por cualquier rendija ven fantasmas. Viven obsesionados por ese solo punto y acaban obsesionando la mente y lesionando el amor.
hay amores compactos. No tienen huecos, agujeros ni fisuras. No hay dolor que los separe. No hay pared que los incomunique. No hay silencio que los aísle y no hay cicatriz que los marque. ¡Son de una sola pieza!
Hay amores sin contenido. Les falta lucidez, equilibrio, eje central, cordones que amarren, motor que impulse y barco seguro.
Hay amores sin estrategia. Sin color, sin sabor, y sin perfume. No cambian el paso, no se enardecen, no crean, no cierran los ojos, no buscan el alma, y sobre todo... ¡No se apasionan para vivir!
Hay amores de globos de colores, que al contacto con la realidad, se desinflan y se los lleva el viento.
Hay amores de movimiento. No paran, viven de fiestas, viajes y compromisos sociales. No se conocen por dentro. No se divierten juntos. No se ven el alma; y aparece este vacío escurridizo, disfrazado y astuto, a derribarles el amor.
El amor de vejez es de penumbra, como lamparita. De tronco, como ceiba bien plantada. Un amor dulce, como de ternura acumulada. ¡Amor de rosas puestas en las manos de Dios!
Hay que prender el amor en el ojal del mundo para humanizarlo. Subir con él a la montaña de la vida, para llenarla de rosas, y vivir en actitud amorosa para todo y para todos.
Recordemos que hay cumbres que sólo se consiguen con el amor. Hay sueños bajo el ala que sólo se realizan con el amor. Hay muchos espacios del alma que sólo se mueven con amor. Hay muchas oscuridades que sólo se aclaran con amor. ¡Y hay mucha vida que sólo con amor vale la pena ser vivida!
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