sábado, 25 de agosto de 2018

CUESTIONANDO LA FE

Es bueno conocer la palabra de Dios, pero sin apegarte a ninguna religión. Cuando te desapegas de cualquier religión, verás cómo disfrutas más de todo, pues serás más libre de recrearte de cada cosa sin quedarte anclado en ninguna idea en particular. 
Pero también es importante cuestionar la fe. Los únicos enemigos de la fe son el miedo y la ignorancia; no la duda. Si no dudas, nunca cuestionarás; y por lo tanto, no podrás robustecer tu fe, y es fácil que entres en el fanatismo. El fanático es la persona que tiene una fe ciega, y no le gusta que cuestionen sus ideas porque teme que la hagan dudar.
Si perteneces a una religión en particular, y te molesta que cuestionen tus creencias, eso es buena señal. ¿Por qué no escuchas primero y luego cuestionas? Tampoco es válido enojarte con personas que no piensan como tú. Lo importante es escuchar primero y luego cuestionar. La fe no es inamovible, por eso hay que renovarla continuamente; para que siga viva. Nunca sabrás a dónde esa fe te puede llevar. Esta es la fe que redime la vida, dejando atrás el pasado y yendo hacia un futuro más prometedor.
La Biblia es un libro que nos enseña el camino a seguir; pero igual ocurre con el Corán, con los libros budistas, etc. Pero en la Biblia en particular, se han cometido abusos de interpretación al quererla aplicar literalmente. La historia es testigo de atrocidades que ocurrieron en los siglos pasados por tomarlas al pie de la letra; como por ejemplo, la Santa Inquisición.
El problema de las religiones es que quieren agarrar a Dios y hacerlo único. Tienen a su gran líder que se dice ser el único poseedor del conocimiento divino; y que todo lo demás son patrañas. Hay que tener cuidado con esos líderes religiosos, ya que nadie es poseedor de la verdad absoluta; ésta se crea con el conocimiento de todos nosotros. Por eso es importante estar abierto a otros puntos de vista.
Lo mismo ocurre con los fanatismos históricos en los cuales la religión estuvo presente. Por ejemplo, tomemos la llegada de los españoles a tierras mexicanas. Nosotros teníamos una forma bien definida, con nuestras creencias y cultura. Pero la ignorancia de los españoles (por no decirlo de otra manera), no permitió respetar nuestras creencias. En nombre de su dios, destruyeron todo; y a cambio, saquearon nuestros tesoros sin enterarse del valor que tenían éstos.
Ningún misionero comprendió la riqueza de nuestra cultura, de nuestros conocimientos, de nuestra filosofía y nuestras creencias. Su fanatismo no permitía reconocer otra cultura y otra fe diferente a la de ellos, porque estaban adoctrinados (programados) para difundir las ideas de la Biblia al pie de la letra, sin importar el costo que esto conllevaría.
Otro ejemplo sería el de Galileo Galilei, el cual demostró que la Tierra giraba alrededor del Sol y no al revés como se pensaba antes. Pero en la famosa reunión con Obispos y Cardenales, se negaron a oír a Galileo, que sólo les pedía que observasen a través del telescopio. Obviamente no lo hicieron, porque hacerlo era dudar de la Palabra de Dios. Y no sólo eso; obligaron a Galileo a afirmar que el Sol giraba alrededor de la Tierra, so pena de encarcelarlo si se negaba a hacerlo.
Otro ejemplo lo tenemos en el mismo Jesucristo, al celebrar la eucaristía. Toma el pan y el vino, que era la comida corriente del pobre y lo más asequible en su país. ¿Por qué en otros países tienen qué celebrar con pan y vino?
Los jesuitas misioneros se escandalizaban porque algunos orientales celebraban con pan de arroz y jugo de frutas, que era lo más asequible en esos lugares. ¿Qué es lo más importante, la esencia o la forma? 
Por eso hay que tener cuidado al leer la Biblia. ¡Hay que leerla con lógica! Hay que leerla teniendo en cuenta la cultura de las gentes que lo escribieron, pues la sabiduría que transmiten nada tiene que ver con el contexto donde la escribieron. Una cosa es el mensaje y otra el tiempo y las formas. Hay que leerla con apertura, sin apegarse a las formas, sabiendo comprender su esencia.
También a Jesús lo rechazaron por hereje. Por eso, cuando quieras comprender las Sagradas Escrituras, te recomiendo que en una mano tengas la Biblia y en la otra un telescopio.
Busquen siempre la verdad, no importa de donde venga: de la ciencia, de Buda, de Jesucristo, de Mahoma, etc. Porque todas las verdades coinciden. No tengan miedo a mirar por el telescopio.
La verdadera enseñanza está en la vida. La Biblia nos refiere la vida, y por ello, es un medio; pero también es un mito que trata de explicar lo inexplicable. Por eso hay que reconocer todos los mitos, porque algunos son históricos y otros no. Por ejemplo, la vida de Jonás no es histórica; la vida de Jesús sí. Lo interesante es que en estos mitos, en formas de historias o cuentos, parábolas,  es para que de ellas saquemos el significado de la vida que es el mensaje de Dios. 
Por eso, no cierres tus oídos ante los demás. Ya sean cristianos, testigos de Jehová o ateos, siempre tendrán algo bueno que enseñarte.

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