miércoles, 5 de septiembre de 2018

EL PROCESO DE MEDIACIÓN EN UN DIVORCIO

Hay matrimonios que no funcionan y a veces no hay opción que el divorcio. Es sin duda un momento muy difícil y traumático en la vida de las personas. De hecho, ya había escrito un artículo para saber afrontar un divorcio. 
Dependiendo de las causas del divorcio algunas veces se tendrá que demandar al cónyuge; y en otras, pueden llegar a un divorcio o separación por mutuo acuerdo. Si éste fuera el caso, lo que más le conviene es el proceso de mediación.
Pues bien, a los que les interese este tipo de proceso en caso de que estén en vías de divorciarse, les explico detalladamente cómo es una mediación.
La pre-entrevista
Independientemente de la manera en que las personas llegan a la mediación, en el contacto inicial con los participantes, debe aprovecharse la oportunidad para obtener la información preliminar que permita al mediador reconocer y entender los pormenores del asunto.
Esto se logra a través del establecimiento de rapport y mediante la explicación acerca de la dinámica del proceso y de sus funciones como mediador.
El rapport implica generar confianza en las partes para el procesos mismo de mediación así como con el mediador, para lo cual el mediador pone en práctica las habilidades para la escucha activa, ofreciendo reconocimiento y validando la información obtenida con la firme intención de ayudar.
Realizando el contacto inicial y habiendo logrado establecer el sentido de confianza hacia el proceso y el mediador, es necesario dar a conocer a las partes todo lo relativo a las reglas para la mediación.
 La solicitud de mediación
En este primer documento, las partes solicitan la intervención del Centro de Mediación o del mediador.
Proporcionan sus datos e identificación (nombre, domicilio, teléfono).
Ofrecen brevemente su versión preliminar, que puede ser por escrito o de manera verbal; se versión preliminar de los hechos y asuntos relativos al conflicto.
También es posible que se anexen documentos o reportes que consideren como evidencia.
Principio de confidencialidad
Como principio fundamental, toda la información generada durante el proceso y las reuniones privadas, se mantendrá confidencial, no  sólo por la parte del mediador, sino también por parte de los participantes, quienes se comprometen a no divulgar nada de lo expuesto. Además, es conveniente que se convenga que, en caso de litigio, el mediador no será llamado a declarar.
Asimismo, las partes acordarán no divulgar ni ofrecer como prueba nada de lo que se diga durante el proceso. No obstante lo anterior, el alcance del principio de confidencialidad estará limitado por lo establecido en las leyes y reglamentos vigentes. Es indispensable formalizar este compromiso por escrito, mediante un convenio que establezca lo antes señalado.
Lineamientos de conducta
No están permitidas las agresiones físicas o verbales, insultos o cualquier actitud ofensiva. En todo momento, las partes deben conducirse con el más absoluto respeto hacia los participantes.
Tampoco es permitido que alguien interrumpa a quien  se está expresando. Se cuenta con papel o lápiz para tomar notas al respecto si se quiere recordar algo de lo dicho por el otro, con lo cual no se esté de acuerdo o se quiera ahondar en el tema, para cuando llegue su momento de intervenir.
Entrevistas privadas
Es indispensable hacer del conocimiento de las partes la posibilidad de llevar a cabo sesiones en privado con cada uno de los mediados, cuando el mediador o los mediados así lo consideren.
Las reuniones en privado tienen por objeto permitir mayor libertad en el flujo de información que no es posible obtener en presencia de los participantes en el conflicto.
Ofrecen un ambiente más seguro e informal  para que en forma individual los participantes descubran sus problemas ocultos que bloquean el proceso. Permiten un análisis de la postura que van desarrollando las partes frente al conflicto y establecimiento de posibles opciones para alcanzar la solución.
Explicación del proceso de mediación
Se refiere a dar una explicación general de lo que es una mediación, con el objetivo de que las personas no den falsas expectativas que comprometan la credibilidad en el proceso y en el mediador.
Se resalta que la función del mediador es un facilitador de la comunicación, que su intervención se limita al auxilio de la búsqueda de soluciones, sin facultades para opinar, emitir juicios, fungir como juez, di dar soluciones.
Se debe dar a conocer el propósito de llegar a la suscripción de un convenio derivado de un acuerdo; o bien, a la redacción de una minuta de entendimiento sin carácter vinculatorio.
Duración de las sesiones de trabajo y del proceso
Es la explicación que debe hacerse respecto de la duración de cada sesión, que varía de acuerdo al criterio o políticas del Centro o del mediador, pero que en general fluctúa entre una hora y media y dos horas. El número de sesiones es de acuerdo a la complejidad del asunto. En términos generales un proceso de mediación es de tres sesiones.
Honorarios
Se aplica generalmente cuando la mediación se lleva a cabo en un Centro de Mediación privado. Es importante que se establezca los montos a cubrir y quienes realizarán los pagos.
En algunos países, los Centros de Mediación que dependen de un programa de gobierno, por lo general son gratuitos, o se cobra una cantidad simbólica.
Es importante que todas las reglas, además de ser explicada a las partes, quede plasmada en un documento que puede formar parte del contrato de prestación de servicios, y que se firme por las partes en disputa que han decidido hacer uso de la mediación para solucionar sus conflictos.
SESIÓN CONJUNTA
Antes de comenzar la sesión conjunta con las partes, el mediador debe arreglar convenientemente le lugar donde esta se producirá, que implica:
La sala de mediación debe contar con el número exacto de asientos para quienes participarán en la sesión. Si existen más asientos de los necesarios, los mediados podrán desviar el proceso, esperando que sean ocupadas "las sillas" por alguien que llegará de un momento a otro.
Los asientos deben ser de igual confort; de lo contrario, las partes que se sienten en los menos confortables, notarán en este sentido un desbalance perjudicial para la atmósfera de equliibrio físico y emocional necesaria para una buena mediación.
Los asientos mencionados deben estar arreglados de tal manera que las partes al sentarse, no queden muy alejadas del mediador; de esta manera, todos podrán escuchar lo que se diga por cualquiera que intervenga en el proceso.
Poner frente a cada asiento lápices y hojas de papel iguales, cuidando el ambiente de imparcialidad y equilibrio. Si por alguna razón una de las partes no acudió con anticipación a la pre-entrevista, pueden observar que las que sí acudieron, manejan mejores instrumentos para tomar notas que ellas, pueden pensar que la versión inicial ofrecida por las segundas, "ha inclinado la balanza a su favor", pueden éstas a perder la confianza. Por eso es importante que nadie falta a la pre-entrevista.
Que la sala cuente con iluminación y ventilación adecuada, suficiente para que todos aquellos que participarán en la sesión de trabajo. Hacer confortable la sala induce comodidad; y por tanto, permanencia de las personas.
Debe esperar que todas las partes participantes se encuentren en la sala da espera antes de pasarlas a la sala de mediación. Lo anterior impedirá que las personas que lleguen primero intenten parcializar al mediador con su versión y "aprovechar el tiempo" mientras llegan los demás.
Apertura
Desde el inicio de la sesión, incluyendo la etapa de preparativos, la intervención del mediador tiene el propósito de crear un clima positivo para llevar a cabo el encuentro y satisfacer las necesidades de seguridad básicas de los participantes.
Inmediatamente después de haber asignado asiento a los participantes, el mediador les dará la bienvenida y procederá a la apertura de la sesión mediante un discurso introductorio que abarque en términos generales, las reglas del procedimiento comentadas con anterioridad.
Un discurso de apertura puede ser el siguiente:
“Buenos días, mi nombre es Guadalupe Sánchez, y he sido asignada como mediadora para estar con ustedes, en el asunto que hoy los trae al Centro de Mediación, al cual ustedes son bienvenidos.
Quiero felicitarlos por haber optado por la mediación como vía para solucionar sus diferencias. Primeramente, quiero cerciorarme que tengo bien escrito sus nombres y apellidos. Su nombre es Juana López y el de usted es Juan Pérez.
Les recuerdo  que este proceso es totalmente confidencial, y nada de lo que aquí se exprese será utilizado  contra ninguno de nosotros en un proceso posterior alguno de ser el caso.
Si lo considero  pertinente, o bien ustedes así lo solicitan, llevaré a cabo sesión privada con cada uno de ustedes, para  lo cual los separaré y conversaremos privadamente. Estas sesiones también son confidenciales y no podré externar al otro nada de lo que he dicho, salvo que se me autorice expresamente para dar cierta información.
Todos tendremos la oportunidad de hablar, les pido no interrumpir a quien haga uso de la palabra, si quieren hacer algún comentario, esperen su turno. En la mesa hay papel y lápiz por si desean hacer anotaciones al respecto. Yo también estaré tomando notas, ya sea en una hoja en blanco o en el rotafolios, y todas ellas las destruiré una vez concluido este proceso de mediación.
Están ustedes por su voluntad, y si en cualquier momento deciden no continuar con la mediación,  yo no los obligaré a permanecer.
Les pido que nos conduzcamos con respeto, sin agresiones físicas o verbales y los exhorto a trabajar conjuntamente para que se resuelva el problema de la mejor manera posible, hablando con honestidad y franqueza, visualizando su relación en el futuro.
Básicamente mi función es ayudarles para que ustedes mismos encuentren soluciones a sus preocupaciones y diferencias; en ningún momento estaré a favor o en contra de alguno de ustedes, y tampoco emitiré opinión respecto al conflicto planteado".
Exposición individual del conflicto
Una vez concluido el discurso inicial del mediador, se procede a escuchar de cada parte su versión del problema. Se puede preguntar a las personas si alguien quiere comenzar; o bien, el mediador quien de manera directa pide a una parte relate su punto de vista; en estos casos generalmente se da el uso de la palabra a la parte que solicitó la mediación.
Esta exposición lleva un tiempo aproximado de  15 minutos. En estos momentos, los participantes  dan a conocer sus puntos de vista, sus intereses y necesidades particulares, se expresa ampliamente el problema y es muy conveniente que se exteriorice los sentimientos y emociones que han generado el conflicto.
El mediador debe asegurar a las personas que entiende cómo se siente. Al respecto, se repasa y reenmarca la información clave que cada parte comunica; después de que termina de hablar, validar los sentimientos de la persona, ayuda a que las partes sepan que se les entiende al mismo tiempo de que queda claro los sentimientos para el mediador.
Debe mantenerse el equilibrio entre las partes, asegurando que ambas tengan las mismas oportunidades de hablar.
De igual forma, el mediador toma nota de lo expuesto, resume, organiza y verifica la información obtenida, y tiene que transformar la información negativa, reformulando lo planteado por la persona. Así como reconocer y apuntar intereses comunes.
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Elaboración de la agenda de trabajo
Identificados los puntos a negociar, el mediador debe formular una agenda de trabajo que pone a consideración de las partes.
Es importante una presentación de agenda que aborde de los asuntos más sencillos a los más complejos, y probablemente habrá éxito temprano que pueda animar a las partes para continuar la mediación.
El hecho de revisar la agenda y de forma conjunta decidir qué orden se les dará, provoca  un restablecimiento de la relación y el  sentido de cooperación entre los participantes.
En caso que no exista acuerdo sobre el orden de los puntos a abordar, el mediador puede proponer un modo justo para ambas, como un sorteo.
Lluvia de ideas
Establecida la agenda, cada punto será desarrollado en forma particular. Si es necesario, deberá reunirse más información, iniciando con preguntas amplias para ir cerrando con preguntas precisas y directas. Por ejemplo, se está viendo lo relativo a la cantidad que un padre debe dar por concepto de pensión alimenticia: ¿me puede comentar cual es la actividad diaria de sus hijos?, de las actividades extra escolares que ha mencionado ¿es importante para usted que su hijo continúe en clases de natación?
Lo importante es que se vayan generando opciones sin compromiso, el mediador debe auxiliar a las partes para que utilicen su creatividad, explorando las necesidades e intereses de las partes. preguntas como: ¿Por qué para ti es importante tu sugerencias? ¿Cómo sirve a tus intereses su propuesta?, ayudan a que la otra parte visualice las necesidades del otro y probablemente las empiece a comprender.
La percepción que tienen las partes de sus respectivos asuntos es más realista, y abre paso al consenso sobre las alternativas de solución.
Negociación conjunta
Una vez que los participantes han tenido la oportunidad de intercambiar puntos de vista, deben enfocarse a elegir las opciones para buscar acuerdos.
Exponer a las partes que sus intereses opuestos pueden coincidir en un tercero neutral, por lo general conduce a entender a éste último, siempre que lo entiendan de mayor importancia que los suyos particulares, provocando una despersonalización del conflicto y la obtención del acuerdo se torna menos compleja. Un caso típico es cuando una pareja está tratando lo relativo a su divorcio y al considerar los intereses de sus hijos, empiezan a ver por ellos.
Por lo general, las partes se encuentran conduciendo sus propias negociaciones, con poca intervención del mediador, quien cuida que las negociaciones se mantengan enfocadas hacia el punto concreto de la controversia; también debe vigilar que la negociación no se desvíe hacia aspectos que produzcan estancamiento  y carezcan de viabilidad.
SESIONES PRIVADAS
Si durante las negociaciones, parece no haber acuerdos, se intenta llevar a cabo sesiones privadas.
En estas sesiones privadas, se puede averiguar si ellos entienden su mejor alternativa a un acuerdo negociado y su peor alternativa del acuerdo negociado. Se consideran costos, tiempo perdido, desgaste emocional que ha originado el conflicto.
Si es necesario, se busca más información; puede ser que se dé catarsis por parte de la persona, al sentirse presionado o con la necesidad de externar sentimientos y emociones generadas por el conflicto planteado.
Resulta también interesante formular cambio de roles, pedirle a una parte que se ponga en el lugar del otro y trate de comprender una situación específica desde el punto de vista de éste.
Se repasan las concesiones otorgadas por cada uno y los acuerdos obtenidos. En caso de ser necesario, se puede dar un tiempo de espera para que ambas partes reflexionen un punto o varios de la negociación. Este tiempo de espera puede ser de unos minutos, días  o incluso una semana.
ACUERDO FINAL
Aún cuando la mediación ofrece un alto índice de éxito para la resolución de conflictos, no es un método infalible. En caso de no existir acuerdos entre las partes, el mediador da por finalizado el proceso, agradeciendo la participación de las personas.
Si las partes llegan a un acuerdo, se comienza a trabajar en la elaboración de éste. Existen diversas formas de realizar esto:
Hablarlo con las partes, concretándolo verbalmente de acuerdo a las anotaciones hechas por el mediador (ya sea en rotafolios o en una hoja) y después se retira el mediador para redactarlo. Después vuelve con las partes y se lee. En caso de ser necesario, se hacen modificaciones solicitadas por las partes y luego se procede a la firma.
También es posible ir escribiéndolo de manera conjunta con las personas, oración por oración, repitiéndola en voz alta a medida que se escribe. Esta segunda forma da más protagonismo a las partes; y aunque parece más lenta, generalmente se evita tener que escribir una y otra vez el acuerdo.
Es importante mencionar que en la redacción del acuerdo, se contemplen los siguientes puntos básicos:
1.   Utilizar un lenguaje claro y preciso.
El acuerdo debe estar escrito de tal forma que la partes puedan comprenderlo perfectamente, utilizando inclusive los mismos términos y palabras utilizados por las partes.
2. Separar los elementos conformadores del acuerdo asignando un número ordinal para cada uno de ellos.
De esta manera, el acuerdo quedará dividido en claras y precisas acciones u omisiones futuras de cada parte, de tal forma que cada una pueda determinar de una forma sencilla y rápida o que le corresponde y de igual manera lo que le corresponde al otro.
3.   Usar los nombres y apellidos de las partes, no sobrenombres ni categorías, como demandante y demandado, o como remitido y no remitido, solicitante y parte complementaria.
Al consignarse claramente quién, con nombres y apellidos, cumplirá tal o cual deber, por transferencia se está especificando la satisfacción de alguna expectativa por la otra parte ofreciéndole a esta última “personalización del deber”, la posibilidad de exigir su cumplimiento de forma directa.
4.   No usar abreviaturas.
Si algún aspecto acerca de los cuales se ha logrado  acuerdo entre las partes requiere de un plazo establecido debe especificarse, con lo cual en cierta medida el deudor se compromete y ofrece a la otra parte la posibilidad de conocer la efectividad de lo acordado en un momento cierto y definido.
5.   Ser tan específico como sea posible.
Un acuerdo  que cumple con el requisito de ser específico, impedirá a las partes  usar sus “iniciativas” para el cumplimiento de sus respectivos deberes. Establecer el ¿quién? ¿cómo? Y el ¿dónde? Establece lo que las partes harán o dejarán de hacer a favor de la otra.
6.   No incriminar a ninguna de las partes por sus acciones u omisiones pasadas.
Incriminar a alguna de las partes en la redacción del acuerdo provocará la pérdida del balance en el mismo, a un sentimiento de culpabilidad por quien es desfavorecido con esto, y abre una posibilidad de superioridad de la otra parte, lo que se aleja, evidentemente, de los propósitos de la mediación.
7.   Listar los elementos de acuerdo en el mismo orden en que las partes los fueron obteniendo, de los más sencillos a los más complejos.
Además de seguir con el orden de trabajo en la obtención de acuerdos, psicológicamente, las partes a analizar sus primeros acuerdos individualizados, se predisponen favorablemente en cuanto a la consignación de éstos en un acuerdo escrito y de forma subsiguiente estarán en mejor disposición de aceptar el que se consignen en éste los acuerdos referidos a los intereses más profundamente contradictorios.
Es de importancia trascendental que el acuerdo se redacte con cada uno de sus elementos conformadores en términos de deberes complementados o deberes recíprocos.
Por ejemplo: Juan se compromete con Silvia en ir a recoger la televisión marca Hitachi, de 20 pulgadas, el domingo 10 de septiembre del 2005 a las 17:30; y Silvia adquiere el compromiso de esperar a Juan el día y hora indicados, facilitando que éste pueda sacar la televisión de su casa.

8. Cantidades de dinero expresadas con letra, y señalar con qué propósito se entregará el dinero.
Con el objeto de propiciar claridad en la comprensión del acuerdo y que las cifras de dinero no se presten a confusión, defectuosas lecturas o alteraciones, es conveniente que sean escritas en letras.
Por ejemplo: Juan se compromete con María a entregar la cantidad de tres mil pesos en efectivo, por concepto de pensión alimenticia para sus hijos de  nombres Andrés y Cecilia.
9.   Individualizar los bienes acerca de los cuales se ha logrado acuerdo entre las partes.
Puede resultar fatal para el cumplimiento del acuerdo el que en éste no se identifiquen claramente los objetos relacionados directamente con los deberes de las partes.
Por ejemplo: (incorrecto) Alex se compromete a entregarla a Pedro el televisor y Pedro... (de forma válida) Alejandro se compromete a entregarle a pedro el televisor marca Sony, de 21 pulgadas, con número de serie 3399881.
En el primer caso del ejemplo, si Alejandro tiene varios televisores, puede suponer que le puede entregar cualquiera a Pedro y no exactamente el que sirvió de base al conflicto; por otro lado, Pedro puede suponer que puede decidir sobre cual tomar y esto puede generar un nuevo conflicto.
10.  Cláusula de mediación.
Es posible que las partes establezcan que si existiera duda respecto de los compromisos contraídos o bien, hubiera incumplimiento de los mismos, intentarán el camino de la mediación.
Una vez firmado el acuerdo por las partes, el mediador procede a destruir las notas que tomó, haciéndolo notar a las partes.
Como cierre del proceso, el mediador utiliza expresiones positivas acerca del proceso y de las partes que acaba de conocer, sin exageraciones innecesarias acerca del logro de, y de la adecuada postura de las partes durante el proceso. Y se invita a los participantes a un apretón de manos que es el símbolo que marca la conclusión del encuentro.
Un ejemplo puede ser: Con la firma de este acuerdo se culmina el proceso de mediación. Ustedes han realizado su mejor esfuerzo para entenderse y demostrarse  que pueden conversar mutuamente, y de esta manera lograr un entendimiento acerca de cualquier diferencia que pudieren tener. Fue un placer para mí y para este Centro poderlos ayudar. He tenido mucho gusto en conocerlos. ¡Hasta luego!
SEGUIMIENTO DE ACUERDOS
El acuerdo por escrito, es susceptible de integrarse al expediente del caso con el cual se crea un registro permanente para futuras consultas o aclaraciones.
De igual manera, permite tener un seguimiento respecto del cumplimiento de los acuerdos. Es importante hacer del conocimiento de los participantes que en fechas posteriores (generalmente cuando se han vencido los plazos establecidos) se entrará en contacto con ellos, con la finalidad de saber si hubo cumplimiento o no de los mismos, y llevar un registro, pero no entendido como señalamiento para el que no cumplió, sino exclusivamente para efectos de estadística.
Este seguimiento puede realizarse por diversas vías, ya sea telefónicamente, por escrito, solicitando a las participantes que regresen para que informen del cumplimiento, por fax, por correo electrónico, etc. Cualquier vía es válida, siempre y cuando esté acordada con los mismos participantes.
COMEDIACIÓN
Partiendo del presupuesto ya sentado que el mediador debe ser un profesional entrenado en técnicas y habilidades de la mediación, es importante que quien elija esta nueva disciplina, se someta a un proceso de disociación de todas aquellas suposiciones, prejuicios, preconceptos propios de la profesión de origen; este aprendizaje interior le permitirá adquirir la verdadera dimensión del nuevo rol que va a desempeñar.
Como principio general, no puede privilegiarse una profesión sobre otra como la más aconsejable para ser la base sobre la cual debe asentarse esta nueva disciplina.
Nada justifica que sean los abogados, los contadores, los asistentes sociales, los psicólogos, los ingenieros, en forma exclusiva y excluyente del resto, que puedan recibir  la formación de mediadores, pues todas ellas cuentan con un inmenso bagaje de conocimientos que pueden aportar y contribuir al enriquecimiento de la mediación.
Por otro lado, la mayoría de los conflictos posibles de someterse al proceso de mediación son multidimensionales y multidisciplinarios. En el primer caso significa que tienen generalmente un componente emocional, uno legal y otro técnico. En el segundo caso implica que puede abarcar el campo de muchas disciplinas al mismo tiempo.
Es por ello que el trabajo interdisciplinario constituye una alternativa válida, especialmente si se le traslada al ámbito de la mediación.
La co-mediación o trabajo en equipo, permitirá la integración de los diferentes saberes y conocimientos que puede aportar el profesional, pero todos ellos dentro del marco de la mediación; este intercambio de experiencias y conocimientos se realizará siempre desde la perspectiva que tienen los mediadores como profesionales que actúan cooperatiel pvamente para lograr un fin común: la resolución del conflicto.
Ventajas
1. Enriquece el proceso de mediación.
Al ser la co-mediación una forma de trabajar en equipo, donde las partes se complementan, permite dividir las funciones, ya sea teniendo en cuenta la mayor o menor experiencia de uno u otro mediador; ya sea teniendo en cuenta la profesión de origen, por ejemplo: un mediador abogado, asumirá la responsabilidad de atender el contenido de los hechos, y la obtención de información, y el otro mediador, psicólogo, se ocupará de facilitar las relaciones, de que surjan emociones y su control, de lograr empatía, etc.
Se combinan talentos, capacidades y energías, lo que aumenta las posibilidades de una mediación exitosa, tanto en lo referente a la aplicación de la técnica y la destreza para extraer de cada parte lo mejor y lo más rico, como para obtener un acuerdo consensuado.
2.  Aligera el trabajo de cada mediador.
Toda sesión de mediación implica una tarea ardua y un fuerte desgaste tanto físico como psíquico por parte del mediador; compartir esta tarea contribuye a mantener el espíritu enaltecido para los momentos más difíciles del proceso.
También aligera la tarea del mediador por cuanto a la concentración que se debe tener respecto al conflicto cuando no se conoce ni maneja los conocimientos de fondo, ya que puede encontrarse imposibilitado de poder dividir el problema en subtemas para abordar más profundamente el análisis, corriendo el riesgo de perder el control sobre el conflicto.
3.  Mostrar mayor solidez.
Los mediadores, al trabajar en equipo, donde se encuentran interrelacionados, que se comunican simplemente con gestos o miradas, que transmiten unidad de criterio y de acción, un frente fuerte, le da a las partes mayor confianza en el proceso, y además sirve de modelo para llevar adelante un diálogo constructivo.
4.  Contrarresta los prejuicios.
Tanto los mediadores como las partes, llevan en su propia historia, valores, creencias, prejuicios que, como consecuencia de las técnicas de mediación, pueden fácilmente salir a relucir y si los cuales no son detectados y pasan inadvertidos para le mediador, puede redundar en el fracaso del proceso.
Estos prejuicios pueden tener origen en el sexo, en las clases sociales, en la religión, en la raza, en el tipo de profesión, en complejos de inferioridad o superioridad, en el feminismo o machismo, la edad, tipo de trabajo, religión, etc.
5.  Los mediadores se autocontrolan.
Es importante poder ir evaluando el proceso de mediación a medida que se va desarrollando, el control mutuo que pueden ejercerse entre sí los mediadores, permite detectar si el rumbo que le imprimieron a la mediación es el correcto, se deben ser más inquisitivos, más conductistas, más tolerantes; se aplica el dicho popular que dice “cuatro ojos ven más que dos”.
6.  Reflexionar en equipo después de la sesión.
El análisis del desarrollo de la mediación al finalizar cada sesión integra el proceso, ya que permite extraer conclusiones, fijar el plan de trabajo para la próxima sesión, establecer técnicas a implementar, intercambiar las propias percepciones acerca del problema, de sus causas, de los sentimientos imperantes; cuando esto se realiza en equipo, la experiencia es más productiva y sobre todo, si los mediadores pertenecen a diferentes profesiones de origen, ya que los puntos de vista, criterios, percepciones, pueden ser totalmente diferentes a la del otro mediador; todo ello enriquecerá la sesión de futuras, impidiendo posibles errores y promoviendo el crecimiento profesional como co-mediadores.
Desventajas
1.  Aumento de los costos de mediación.
El hecho de participar más de un mediador puede duplicar o triplicar el costo del proceso; las horas de sesiones trabajadas, viáticos, correspondencia, personal administrativo.
Algunos criterios plantean lo innecesario de la co-mediación, aludiendo a que si el mediador no tiene conocimiento en un tema en particular, éste puede consultar a peritos expertos en la materia, lo cual es cierto; sin embargo, el perito aportará solamente datos técnicos, pero no comprenderá lo que está sucediendo en el proceso, y al ser un extraño en el mismo, las partes no pueden confiar; y la medición brinda el conocimiento y la técnica combinadas. Al momento de pagar un perito, se encarece el proceso.
Es necesario, para optar por una co-mediación, diferenciar si la mediación se encuentra en el ámbito privado o en el judicial, pues el valor agregado que significa incorporar uno o más mediadores, se reabsorben de diferente manera.
2.  Dificultad en coordinar la actividad entre los mediadores.
Cuando los mediadores deben trabajar juntos circunstancialmente, surgen problemas para coordinar horarios, pues cada uno tendrá su agenda organizada con anticipación; para establecer el lugar donde se llevarán a cabo las sesiones, para determinar equitativamente la división del trabajo o el rol a desempeñar y el estilo a manejar.
Es muy importante ponerse de acuerdo en estos puntos, pues la descoordinación (optar voluntariamente por una actitud pasiva, imponer un estilo sobre el otro, interrumpir al compañero cuando éste habla para cambiar al idea, etc.) puede llevar al fracaso de la mediación.
3.   Dificultad para trabajar en equipo.
Hay personalidades totalmente individualistas, a quienes les resulta imposible trabajar con otras personas, ya sea porque tienen  una personalidad muy fuerte, o no les gusta ceder a posiciones, o simplemente porque el trabajo en conjunto  las inhibe, y por lo tanto, pueden disminuir su rendimiento y capacidad laboral, o tan sólo  porque no están acostumbrados a trabajar con colegas y mucho menos en un equipo multidisciplinario.
Aprender a trabajar en equipo requiere de un gran esfuerzo, se debe invertir tiempo y sacrificios para poder comprender la filosofía y desventajas que la co-mediación interdisciplinaria que permite, sin lugar a dudas, una experiencia enriquecedora.
Desde luego, son muchos los beneficios de la co-medicación, pero es importante recalcar que no se justifica en todas las situcaciones, pues el aumento del costo del procedimiento de mediación es en ocasiones, impedimento para llevarlo a cabo, sobre todo en el ámbito privado.
La co-mediación es válida para resolver los casos complejos, o aquellos que tienen elementos importantes cuyas características exigen la experiencia y habilidad en distintas disciplinas.
La co-mediación interdisciplinaria es una alternativa para darle solución al problema de la incumbencia profesional en el ámbito judicial.
LOS ABOGADOS EN LA MEDIACIÓN
Existe una opinión errada de que la difusión de la mediación provocará en un futuro no muy lejano, que los mediadores sustituyan paulatinamente a los abogados, y hay incluso quienes temen que estemos ante el fin de una profesión.
Éste es un temor infundado; ni todos los conflictos son susceptibles de ser mediados, ni todas las personas prefieren la mediación en lugar de someterse a la decisión de un juez.
En los países donde la mediación es una realidad cada vez más presente en la vida de los ciudadanos, está sucediendo que mientras algunos abogados se transforman ellos mismos en mediadores; muchos otros compaginan su trabajo como litigantes con nuevas labores de asesoría a clientes que están involucrados en algún proceso de mediación.
Los abogados tienen una enorme cantidad de funciones que cumplir en el proceso de mediación, sobre todo cuando se trata de asuntos complejos, con graves consecuencias a futuro, y cuyos acuerdos finales pueden luego hacerse valer ante los tribunales de justicia.
Ya se mencionó la importancia que tienen la redacción de un acuerdo para el futuro de la relación, y en ello desempeña un papel fundamental la asesoría de los abogados.
Tienen también otras funciones. En ciertos casos, las partes prefieren acudir a las sesiones de medicación acompañados por sus abogados, o los consultan a lo largo del proceso.
Cuando el abogado está presente y el mediador está de acuerdo, el abogado puede intervenir formulando preguntas a la contraparte para adquirir información sobre aspectos específicos del conflicto y asesorar mejor a su cliente.
A veces éste acude a las sesiones de mediación sin su abogado, pero mantiene contacto directo con él para consultarlo cuantas veces crea necesario acerca del cualquier tema durante el desarrollo de la mediación. Muchos mediadores así lo aconsejan, sobre todo cuando la materia sometida a discusión lo amerite.
En cualquier caso, es importante que las partes consulten con un abogado antes de la firma del acuerdo, aunque no hayan recibido su asesoría en el transcurso de la mediación.
La opinión de un abogado sobre lo que se va a firmar es fundamental, pues en algunos casos, se pretende que el contrato firmado por las partes tengan valor legal y sea, en consecuencia, reconocido por los tribunales.
Para cumplir con este propósito, así como existen abogados de oficio que representan a las personas en los procedimientos judiciales, también debería ofrecerse al asesoría gratuita en casos de mediación, con mayor razón, si llega a imponerse al mediación como instancia obligatoria.
El abogado y el mediador cumplen funcione diferentes en la mediación. Tienen formación distinta y esto condiciona la manera como entienden la mediación y su labor en ella.
Probablemente, para la gran mayoría de los abogados, la mediación sea, en el mejor de los casos, un procedimiento rápido para que su cliente saque el mejor provecho posible de la situación.
Sin embargo, para el mediador no es sólo importante que los participantes terminen firmando un acuerdo satisfactorio, también interesa tanto o más que se hayan comunicado e intercambiado opiniones sin amenazas ni presiones y respetándose mutuamente.
La intervención de los abogados en la mediación no altera el objetivo de su profesión, que es ayudar a sus clientes a lograr una solución satisfactoria de su conflicto, pero sí se les exige que presten atención a la relación y a la comunicación que se establezca entre su cliente y la contraparte si interviene como asesor, o entre ambas partes si interviene como mediador.
El recurso de la mediación repercute sin duda, en la profesión del abogado, en la medida en que repercute en el sistema de impartición de justicia. No obstante, esto no es perjudicial, al contrario, abre un nuevo campo para su ejercicio profesional, desarrollando aptitudes nuevas que pueden hacer más complejo su desempeño.

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