miércoles, 17 de octubre de 2018

LA IMPORTANCIA DEL PENSAMIENTO POSITIVO

Esta es una entrevista que la Vanguardia Digital (Diario español) le realizó al Dr. Mario Alonso Puig quien es Médico Especialista en Cirugía General y del aparato digestivo, Fellow de Harvard University Medical School y miembro de la New York Academy of Sciences y de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia.
Hasta ahora, lo decían los iluminados, los meditadores y los sabios; y ahora también lo dice la ciencia: son nuestros pensamientos los que en gran medida han creado y crean continuamente nuestro mundo.
Hoy sabemos que la confianza en uno mismo, el entusiasmo y la ilusión tienen la capacidad de favorecer las funciones superiores del cerebro.
La zona prefrontal del cerebro, el lugar donde tiene lugar el pensamiento más avanzado, donde se inventa nuestro futuro, donde valoramos alternativas y estrategias para solucionar problemas y tomar decisiones, está tremendamente influida por el sistema límbico, que es nuestro cerebro emocional. Por eso, lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando. Por eso hay que entrenar a esa mente.
Tengo 48 años y vivo en Madrid. Estoy casado y tengo tres hijos. Soy cirujano general y del aparato digestivo en el hospital de Madrid. 
Hay que ejercitar y desarrollar la flexibilidad y la tolerancia. Se puede ser muy firme con las conductas y amable con las personas. Soy católico.
Más de 25 años ejerciendo como cirujano. ¿Conclusión?
Puedo atestiguar que una persona ilusionada, comprometida, y que confía en sía misma, puede ir mucho más allá de lo que cabría esperar por su trayectoria.
¿Psiconeuroinmunología?
Sí. Es la ciencia que estudia la conexión que existe entre el pensamiento,la palabra, la mentalidad y la fisiología del ser humano. Una conexión que desafía el paradigma tradicional. El pensamiento y la palabra son una forma de energía vital que tiene la capacidad (y ha sido demostrado en forma sostenible) de interactuar con el organismo y producir cambios físicos muy profundos.
¿De qué se trata?
Se ha demostrado en diversos estudios que un minuto entreteniendo un pensamiento negativo deja el sistema inmunitario en una situación delicada durante seis horas. El estrés, esa sensación de agobio permanente, produce cambios muy sorprendentes en el funcionamiento del cerebro y en la constelación hormonal.
¿Qué tipo de cambios?
Tiene la capacidad de lesionar neuronas de la memoria y el aprendizaje localizadas en el hipocampo y afecta nuestra capacidad intelectual porque deja sin riego sanguíneo aquellas zonas de cerebro más necesarias para tomar decisiones adecuadas. 
¿Tenemos recursos para combatir al enemigo interno, o sólo es cosa de sabios?
Un valioso recurso contra la preocupación es llevar la atención a la respiración abdominal, que tiene por sí sola la capacidad de producir cambios en el cerebro. Favorece la secreción de hormonas como la serotonina y la endorfina y mejora la sintonía de ritmos cerebrales entre los dos hemisferios.
¿Se puede cambiar a la mente a través del cuerpo?
Sí. Hay que sacar del foco de atención de esos pensamientos que nos están alterando, provocando desánimo, ira o preocupación, y que hacen que nuestras decisiones partan desde un punto de vista inadecuado. Es más inteligente, no más razonable, llevar el foco de atención a la respiración, que tiene la capacidad de serenar nuestro estado mental.
¿Por qué dice que no hay que ser razonable?
Siempre encontraremos razones para justificar nuestro mal humor, estrés o tristeza, y esa es una línea determinada de pensamiento. Pero cuando nos basamos en cómo queremos vivir; por ejemplo, sin la tristeza, aparece otra línea. Son más importantes el qué, que el cómo. Lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando. 
Cuando nuestro cerebro da un significado a algo, nosotros lo vivimos como la absoluta realidad, sin ser conscientes de que sólo es una interpretación de la realidad. 
La palabra es una forma de energía vital. Se ha podido fotografiar con tomografía de emisión de positrones cómo las personas que decidieron hablarse a sí mismas de una manera más positiva, específicamente, personas con trastornos psiquiátricos, consiguieron remodelar físicamente su estructura cerebral, precisamente los circuitos que les generaban estas enfermedades.
¿Podemos cambiar nuestro cerebro con buenas palabras?
Santiago Ramón y Cajal, premio nobel en medicina en 1906, dijo una frase tremendamente potente que en su momento pensamos que era metafórica; ahora sabemos que es literal: "Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro".
¿Está seguro de que no está exagernado?
No. Según como nos hablamos a nosotros mismos, moldeamos nuestras emociones, que cambian nuestras percepciones. La trasformación del observador (nosotros) altera el proceso observado. No vemos el mundo que es, vemos el mundo que somos. 
¿Estamos hablando de filosofía o de ciencia?
Las palabras por sí solas activan los núcleos amigdalinos. Pueden activar, por ejemplo, los núcleos del miedo que transforman las hormonas y los procesos mentales. Científicos de Harvard han demostrado que cuando una persona consigue reducir esa cacofonía interior y entrar en silencio, las migrañas y el dolor coronario pueden reducirse en un 80%.
¿Cuál es el efecto de las palabras no dichas?
Solemos confundir nuestros puntos de vista con la verdad, y eso se transmite: la percepción va  más allá de la razón. Según estudios de Albert Merhabian, de la universidad de California (UCLA), el 93% del impacto de una comunicación va por debajo de la conciencia.
¿Por qué nos cuesta tanto cambiar?
El miedo nos impide salir de nuestra zona de confort, tendemos a la seguridad de lo conocido, y esa actitud nos impide realizarnos. Para crecer, hay que salir de esa zona.
¿La mayor parte de los actos de nuestra vida se rigen por el inconsciente?
Así es. Reaccionamos según algunos automatismos que hemos ido incorporando. Pensamos que la espontaneidad es un valor; pero para que haya espontaneidad, primero debe haber preparación, sino sólo hay automatismos. Cada vez estoy más convencido del poder que tiene el entrenamiento de la mente.
¿Me puede dar un ejemplo?
Cambie hábitos de pensamiento y entrene su integridad honrando su propia palabra. Cuando decimos "voy a hacer esto" y no lo hacemos, estamos alterando físicamente nuestro cerebro. El mayor potencial es la conciencia.
¿Un último consejo?
Hay que ver lo que hay y aceptarlo. Si nos aceptamos por lo que somos y por lo que no somos, podemos cambiar. La aceptación es el núcleo de la transformación.

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