lunes, 13 de enero de 2020

LA LONGEVIDAD DE LAS FACULTADES MENTALES

Demasiadas veces se relaciona la vejez con la pérdida de las facultades mentales. Pero especialistas en el funcionamiento del cerebro como Tony Buzan aseguran que no tiene por qué ser así.
De hecho, si observamos con detenimiento a las personas, veríamos que no todas son iguales en cuanto a su funcionamiento cerebral. Mientras algunas no se ve mermada su capacidad intelectual con la edad; en otras, enfermedades como el Alzheimer es algo que a veces consideramos hasta normal. 
Ahora vamos a ver que tanta relación hay entre la longevidad y el deterioro de las facultades mentales. 
Las monjas de Mankato
En su libro "tu cerebro más joven", Tony Buzan pone como ejemplo de longevidad intelectual a una comunidad de monjas de un recóndito lugar de Minnesota (Estados Unidos) llamado Mankato.
Desde hace tiempo interesa a los investigadores el envejecimiento cerebral, ya que muchas de estas mujeres superan los 90 años y unas cuantas centenarias. La mayor parte de ellas tiene una asombrosa agilidad mental.
Una monja de esta comunidad, Marcella Zachman, fue portada de la revista Life, porque impartió clases hasta los 97 años. Otra monja, Mary Esther Boor, se jubiló a los 99 años.
El profesor David Snowdon, de la Universidad de Kentucky, investigó por qué entre estas mujeres hay un índice de demencia senil y otras enfermedades mentales muy inferior a la media. La respuesta es que las monjas de Mankato hacen todo lo posible para mantener la mente ocupada en su vida cotidiana. Compiten en concursos. resuelven pasatiempos y mantienen debates, además de escribir en sus publicaciones, dirigir sus seminarios y dar clases.
Según Snowdon, el estímulo diario revitaliza los conectores del cerebro, que tienden a atrofiarse con la edad, haciendo que se ramifiquen y creen nuevos vínculos.
Estudiosos del cerebro humano han demostrado que la red neuronal del cerebro nunca es la misma; ya que, dependiendo de nuestra actividad, fortalecemos una conexiones y la vez debilitamos otras. Cada experiencia enciende su propio patrón de neuronas, por lo que el mapa cerebral cambia sin cesar.
Esa es la buena noticia. Puesto que el buen estado de los circuitos del cerebro depende de lo que hacemos con él, podemos evitar la pérdida de facultades mentales tonificando nuestra materia gris con retos y estímulos de calidad.
La regla de las 10,000 horas
En su libro "Fueras de serie", Malcolm Gladwell postula la regla de las 10,000 horas. Según las estadísticas recogidas por este autor, es el tiempo que necesita aplicarse a una misma actividad cualquier persona para alcanzar una maestría.
Contrariamente a lo que se cree, el cerebro de un genio no es diferente al de una persona común y corriente, tal como se comprobó en la disección de Einstein. Todos tenemos más talento para unas disciplinas que para otras. Pero lo que distingue a una persona brillante del resto de los demás, son esas 10,000 horas que le ha dedicado a una misma cosa, ya sea violín, informática, ajedrez o la gestión de un negocio.
Esta regla también se aplica al rendimiento del cerebro. Según los neurólogos, cuando mantenemos ocupado el cerebro a través de la lectura, la creación artística o el juego, aumenta la llamada memoria automática, que es lo que nos permite hacer cosas sin pensar en ellas.
Es el caso de un buen ajedrecista que, en las primeras jugadas, las realiza sin pensar mucho; o el de un pianista de buen nivel que interpreta una partitura compleja mientras habla con alguien. Su esfuerzo y constancia les ha procurado un seguro de vida para sus facultades intelectuales, que operan incluso sin que intervenga la conciencia.
Algunos ejemplos de que la actividad mental no está reñida con la edad, fueron Miguel Ángel, que dio luz a sus mejores obras de los 60 a los 89 años; Goethe terminó su novela "Fausto" a los 82 años; o Winston Churchill que a los 62 años se convirtió en el Primer Ministro de Inglaterra.
Su secreto contiene dos ingredientes: Trabajo e ilusión.
Las 7 claves de un cerebro joven
Como no todo el mundo tiene tiempo o ganas de escribir novelas o de tocar el violín, vamos a ver las claves para mantener el cerebro joven a cualquier edad.
Según William Speed, hay 7 cosas que todo el mundo debería hacer para que su cerebro de operaciones no vea menguado su rendimiento.
1. Ejercicio
Según los especialistas en terapias anti-edad, el mejor tonificador del cerebro es el ejercicio, ya que con éste se mejora el ritmo cardíaco y, por tanto, la circulación de la sangre. Un cerebro bien irrigado mantiene en buen estado las conexiones entre las neuronas, que son esenciales para el pensamiento. Por lo tanto, el ejercicio, aunque sea suave, suministra más sangre y oxígeno a nuestro tejido cerebral, evitando que "se deteriore.
2. Buena alimentación
El consumo de alimentos ricos en antioxidantes (frutas y verduras, legumbres, frutos secos, té verde) no sólo ayudan a prevenir el cáncer, sino que neutraliza los temidos radicales libres que envejecen el cerebro. Una dieta demasiado grasosa además, puede derivar en presión arterial alta, diabetes, obesidad o colesterol, los cuales dificultan el riego sanguíneo en el cerebro.
3. Aprender siempre
Aunque nuestra materia gris empieza a envejecer a partir de los 30 años, un aprendizaje constante permite mantener la agilidad. Para ello debemos procurar mantener activa la mente con ejercicios y nuevos desafíos.
4. Mantener la calma
Jeansok Kim, un investigador de la Universidad de Washington, asegura que el estrés puede dañar los procesos cognitivos como "el aprendizaje y la memoria"; en especial, el estrés crónico, ya que debilita la región del cerebro denominada hipocampo, donde se forma y se consolida la memoria.
5. Dormir lo suficiente
Un estudio llevado a cabo en la Universidad de Harvard con estudiantes de matemáticas, demostró que un buen descanso nocturno duplicaba la capacidad de los estudiantes para resolver problemas planteados al día siguiente. Esto se debe a que, mientras dormimos, el cerebro se mantiene activo y tiene tiempo de sintetizar lo que ha aprendido con anterioridad. La expresión "voy a consultarlo con mi almohada" tiene por lo tanto, mucho sentido.
6. reír
El humor estimula la generación de dopamina, una hormona y neurotransmisor que nos hace sentir bien. La risa nos ayuda a revitalizar nuestras preocupaciones, con lo que evitamos que nuestra mente se ancle.
7. Aprovechar la experiencia
Lo bueno de hacerse mayor es que atesoramos un archivo con millones de situaciones que nos proporcionan criterio. Esta información podemos aprovecharla para afrontar problemas (nuestros o de otras personas) para los que una persona joven no está preparada.
Juegos para el cerebro
En las farmacias venden sofisticados complementos vitamínicos para nutrir a nuestro cerebro; y las tiendas de productos naturales recomiendan ginseng para la vitalidad y gingko biloba para reforzar la memoria. Sin embargo, la mayoría de los especialistas coinciden en que el juego es el protector número uno de las facultades mentales.
La terapeuta Amber Hensley aconseja incorporar a nuestra rutina diaria, alguna de estas actividades para mantener bien lubricada nuestra red neuronal:
  • Juegos de mesa como el ajedrez, las damas, el dominó o las cartas, incluyendo el solitario.
  • Rompecabezas, y juegos de construcción.
  • Crucigramas, sudokus, o cualquier pasatiempo.
Para los que se aburren con esta clase de pasatiempos, aprender un idioma es una excelente manera de engrasar todos nuestros circuitos cerebrales, ya que implica ejercitar la memoria, entender nuevas estructuras y sintetizar reglas gramaticales.
Por supuesto, dos actividades como leer y escribir también resultan una gimnasia mental de primer orden, al igual que aprender a tocar algún instrumento musical.
Una actitud optimista será el complemento imprescindible para que nuestro cerebro sea un generador de creatividad en lugar de un pozo de lamentos.
Alimentar la curiosidad y celebrar cada día que pasamos en el mundo, es todo lo que nos hace falta para no retirarnos nunca del lado soleado de la vida.
La única manera de mantenerse mentalmente joven es no dejar nunca de jugar.
independientemente de la edad, debemos vivir como si estuviéramos poniendo a prueba el mundo; es decir, seguir siendo niños. 
Cuando observamos a grandes artistas como Matisse, Picaso o Miró, entendemos que en esencia continuaron haciendo lo mismo que en su infancia: jugar, divertirse y ponerse nuevos retos.
Mantener la ilusión cada día y no renunciar a los valores de la infancia es el elixir de la juventud.
También para el cerebro, pues en cuanto empiezas a pensar como un viejo, ya has perdido la batalla. Por eso es bueno que los abuelos estén cerca de sus nietos y los vean jugar e imaginar 




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